Universidad

La historia de la Universidad Nacional de Salta

El 11 de mayo de 1972, el gobierno de facto del general Alejandro Agustín Lanusse creó la Universidad Nacional de Salta (UNSa). El reclamo por la creación de la casa de altos estudios venía de lejos, desde 1949, cuando en este medio se crearon las primeras casas universitarias. Al principio fueron provinciales pero luego, gracias a la ley universitaria del gobierno de Perón que permitió la regionalización de las universidades, las facultades de Humanidades, Ciencias Naturales y, más tarde, Ciencias Económicas pasaron a depender de la Universidad Nacional de Tucumán.

Entre los primeros promotores de la UNSa no se puede olvidar a monseñor Roberto J. Tavella, Carlos Xamena, Rodolfo Amadeo Sirolli, Higinio Pellegrini, y el exgobernador Ricardo Durand. También es importante poner de relieve la figura del primer presidente del Movimiento Pro UnSa, Florentín Ayala. La lista es larga y el espacio es tirano. El último impulso también dejó su impronta y más nombres.

En 1965, a la sombra de la vieja casona de Buenos Aires 177, -excasa de gobierno, donada a la UNT, en la gobernación de don Bernardino Biella- resurgió la iniciativa de luchar por la creación de una universidad nacional para Salta. Y el golpe civico-militar de 1966 que instauró la dictadura del general Juan Carlos Onganía, no atemorizó a quienes luchaba por la universidad estatal. Por el contrario, con el tiempo la lucha se acrecentó hasta que en 1968, un año antes del “Cordobazo” se reorganizó el Movimiento Pro UNSa. Al principio lo integraron estudiantes de Ciencias Naturales, Humanidades, Económica y Jurídicas, pero a poco se sumaron miembros de la CGT Filial Salta, de la Federación de Centros Vecinales y de distintas agrupaciones de estudiantes secundarios.

En 1970, las sucesivas asambleas estudiantiles comenzaron a abandonar paulatinamente las sedes universitarias y tomaron las calles. Así, la plaza 9 de Julio se transformó, pese a la represión policial, en el principal escenario de la lucha por la “Universidad Nacional y Popular”.

Y así fue que el Movimiento Pro UNSa fue recibido personalmente en el Hotel Salta por el expresidente chileno Salvador Allende, en su visita a Salta por un tratado limítrofe. En esa oportunidad, el mandatario trasandino no solo se solidarizó con la petición estudiantil sino que rubricó, además, una solicitud al presidente de facto para que se creara la UNSa.

Poco después ocurrió algo parecido en el Bar Los Tribunales, cuando el Movimiento Pro UNSa se reunió con el dirigente gremial José Ignacio Rucci, flamante secretario general de la CGT. En Salta, Rucci no solo firmó una petición por la UNSa, sino que participó también de una manifestación estudiantil por el centro de la ciudad, acompañado por los gremialistas Olivio Ríos, Andrés Usqueda, Gilberto Fernández, Guillermo Alzaga y Osvaldo Maidana.

En noviembre de 1971 el Ministerio de Educación de la Nación admitió integrar una Comisión Nacional de Estudios de Factibilidad de la UNSa. La presidió el representante de la provincia, Dr. Arturo Oñativia y la integraron autoridades universitarias de Tucumán, Ciencias Naturales, Humanidades, Económicas y Universidad Católica, más dos representantes estudiantiles, Eduardo Ashur y Alejandro Miau, y Luis Alfonso Enrique Borelli, representante del Movimiento Pro UNSa.

En marzo de 1972, el estudio fue completado y entregado en Buenos Aires al ministro de Educación de la Nación, Ing. Gustavo Malek. Cuando en abril de 1972, el presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse arribó a Salta para inaugurar el embalse Cabra Corral, le comunicó en la plaza 9 de Julio al presidente del Movimiento Pro UNSa que la universidad nacional se crearía en el transcurso de un mes. Y así fue, que el 11 de mayo de 1972 el gobierno nacional publicó la Ley Nº 19.633 mediante la cual se creaba la Universidad Nacional de Salta. Desde entonces transcurrieron 45 años y de aquella histórica comisión de factibilidad, solo quedan muy pocos sobrevivientes. Y sin duda, a partir de aquella histórica fecha para Salta, la U.N.Sa. comenzó a escribir su propia historia y con nuevos actores.

Por Daniel Díaz para El Tribuno


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